Aun no puedo creerlo. Ayer domingo, en medio de una actividad sobre el inicio de la Semana de la Policía, los compañeros de la Prensa aprovechamos para preguntarle al jefe de ese cuerpo, José Figueroa Sancha, en que estatus se encuentra la investigación sobre el accidente de tránsito ocurrido el 6 de febrero en Río Grande, en donde murieron Pablo Luis y Camila, los hijos de 7 y 5 años de la compañera y amiga periodista Camile Rodríguez. Y claro, le preguntábamos del estatus de la investigación partiendo de la premisa que existe una.
Sin embargo, las contestaciones del jefe de la Policía y el coronel Leovigildo Vázquez (quien siempre se ha distinguido por su eficiencia) me dejaron frío. La responsable del accidente aun no ha sido siquiera entrevistada sobre los hechos, después de dos semanas. “No ha estado accesible”, aseguró Leovigildo Vázquez. "¿Y eso que quiere decir?", le pregunté. “Es que tiene un familiar que es abogado”, me contestó. “¿Y cual es la relación entre la ausencia de una entrevista y que tenga un familiar abogado?”, le insistí.
Nada, que a veces me da con creer que aquello de que hay que tener padrino para bautizarse, se ha superado en este país. Tonterías idealistas. Ayer, nuevamente, me di fuerte contra el piso.
XIII Premios La Buena Prensa
Hace 11 meses
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