Nombramiento con demasiada pimienta

José Figueroa Sancha ha sido designado hace solo unas horas como superintendente de la Policía por el gobernador electo Luis Fortuño. Figueroa Sancha ha sido sub director del FBI en la Isla y además se desempeño como Superintendente Auxiliar de la Policía de Puerto Rico entre 1993 y 1995 bajo la dirección del actual líder policial Pedro Toledo. Sin duda, el designado tiene experiencia. No obstante, ello no es suficiente para su confirmación.
A la mesa de discusión deben traerse además otros elementos nada insignificantes. Figueroa Sancha fue el oficial de más alto rango del FBI en el operativo policial que culmino con la muerte del nacionalista Filiberto Ojeda Ríos. El hecho fue duramente criticado por organismos de derechos civiles en Puerto Rico, como la Comisión de Derechos Civiles, ente que levantó la bandera de preocupación por las circunstancias que rodearon la muerte. En esa misma línea, Amnistía Internacional cuestionó las circunstancias del hecho en su informe para el año 2008 y pidió detalles sobre el caso, aunque sin éxito:

“Amnesty International called for a review of FBI standards on the use of deadly
force and asked what measures the US government had taken to address the OIG's
criticisms of aspects of the planning and execution of the operation. No response from the US government had been received by the end of the year”.

Figueroa Sancha fue además el oficial de mayor rango en medio de la agresión contra miembros de la Prensa del país ocurridos en el edificio De Diego 444 en Río Piedras en Febrero de 2006. Ese hecho fue objeto de una investigación de la Comisión de Derechos Civiles que concluyó que "la agresión a los periodistas en el Condominio De Diego 444 fue una agresión a la libertad de prensa en nuestro País y al derecho del pueblo a mantenerse adecuadamente informado".
De hecho, Figueroa Sancha es aun objeto de una demanda pendiente de decisión en la esfera federal por violación a los derechos civiles vinculada directamente a la agresión a los periodistas. Todo lo anterior debe ser considerado como un elemento de indudable peso a la hora de evaluar el nombramiento del designado superintendente de la policía. La actuación de los agentes del FBI, comandados entre otros por Figueroa Sancha en ambas instancias, fue objeto de repudio generalizado incluso por figuras del partido de mayoría. Ejemplo de ello fueron las expresiones del hoy presidente del Senado Thomas Rivera Schatz. “Los hechos que rodean el diligenciamiento del arresto constituyen un espectáculo bochornoso e inaceptable para los agentes del FBI en Puerto Rico. Ningún agente federal tiene licencia para matar. No pueden imponer la pena de muerte so color de que alguien resistió un arresto”, sentenció tras conocerse de la muerte de Ojeda Ríos.
Figueroa Sancha tiene, pues, ante si, el reto de enfrentarse a si mismo y probar que sus actuaciones (u omisiones) no lo invalidan para ocupar un cargo sobre el que en gran medida descansa la seguridad de todos y todas.