
Aún no me recupero de la impresión. Y lo peor es que me da rabia que me sorprendiera. Hablo de Jaime González, el Director Ejecutivo del polémico proyecto Riviera del Caribe cuyas declaraciones sobre el futuro del proyecto y el papel de las comunidades que rodean los antiguos terrenos de la base naval Roosevelt Roads ya están en boca de todos. Pero si aun no están en la suya, tome nota.
El pasado viernes a propósito de nuestra visita a Fajardo para una transmisión para WKAQ invite a Daly Ávila, la portavoz de la Alianza Pro Desarrollo de Ceiba (APRODEC) con la intención de dar seguimiento al tema del portal.
Al final del programa de las 12 del medio dia, Ávila me rebelaba las declaraciones que hoy han provocado una marejada de comentarios. Pero escucharlo en boca de Daly no seria tan impactante como escucharlo en voz del funcionario.
Así que tras saber que el audio estaba en la pagina de APRODEC lo busqué, solo para encontrar que mis niveles de ira subían a grados in imaginados.
El pasado viernes a propósito de nuestra visita a Fajardo para una transmisión para WKAQ invite a Daly Ávila, la portavoz de la Alianza Pro Desarrollo de Ceiba (APRODEC) con la intención de dar seguimiento al tema del portal.
Al final del programa de las 12 del medio dia, Ávila me rebelaba las declaraciones que hoy han provocado una marejada de comentarios. Pero escucharlo en boca de Daly no seria tan impactante como escucharlo en voz del funcionario.
Así que tras saber que el audio estaba en la pagina de APRODEC lo busqué, solo para encontrar que mis niveles de ira subían a grados in imaginados.
“Vamos a hacer unas tiendas, que algunas de las tiendas tendrán productos que no los van a poder comprar, pues ‘such is life’. No todo el mundo ha sido tan agraciado. Pero no hay exclusión aquí de nadie (…) Y el que no tiene ni siquiera 50 chavos pa’ comprarse un límber por lo menos puede disfrutar de caminar libre de costo por esos paseos peatonales frente al mar y ver los cruceros llegar y ver a los pasajeros, los pasajeros con chavos, bajarse del crucero y verlos meterse en las tiendas y verlos comprando cosas caras y al que le cree eso complejo, pues lo siento mucho por ustedes, porque la vida es así, no todo el mundo nació tan agraciado”, lanzó González.
Tras llevar el audio a la radio y luego de las esperadas reacciones, el funcionario hizo un acto de contrición y pidió disculpas. Y aunque ello podría ser suficiente para llenar el espacio correspondiente al titular de la hora, ciertamente no elimina el problema. No, porque esas expresiones desatinadas y prejuiciadas, revelan la esencia de la política publica de la administración con respecto a comunidades pobres. Una política que ya nos ha sido revelada en pequeños pedazos. Seguro que recuerdan a Jose Pérez Riera, Secretario de Desarrollo Económico, cuando aseguraba que el país es de los grandes intereses. Entonces, la disculpa o el típico comunicado de Prensa del Ejecutivo alejándose de lo dicho por su subalterno tampoco fue suficiente.
Las declaraciones de González han abierto de par en par las puertas a las ideas que son la raíz misma de las actuaciones de estos funcionarios. Los pobres son prescindibles si sus terrenos son necesarios para promover capital privado. Y como esa parece ser la máxima del gobierno, la disculpa es solo un tiro al aire para desviar la atención.
El gobierno debe aclarar si esa, la política pública manifiesta por González, es –como parece claro- la suya propia, aun cuando sea dicha en un tono más suave. El gobierno debe aclarar si mas allá de lamentar lo dicho, exigirá que lo hecho sea revertido. De nada sirve desautorizar a un funcionario público o sustituirlo, solo para que ese otro llegue a seguir la misma agenda de excluir a las comunidades pobres y promover su desplazamiento.
Los ejemplos recientes son numerosos y gritan por atención. El Caño Martín Peña, la Poza del Obispo en Arecibo o la comunidad del Barrio Boca de Barceloneta son ejemplos más que suficientes para exigir mucho más que una disculpa.
Tras llevar el audio a la radio y luego de las esperadas reacciones, el funcionario hizo un acto de contrición y pidió disculpas. Y aunque ello podría ser suficiente para llenar el espacio correspondiente al titular de la hora, ciertamente no elimina el problema. No, porque esas expresiones desatinadas y prejuiciadas, revelan la esencia de la política publica de la administración con respecto a comunidades pobres. Una política que ya nos ha sido revelada en pequeños pedazos. Seguro que recuerdan a Jose Pérez Riera, Secretario de Desarrollo Económico, cuando aseguraba que el país es de los grandes intereses. Entonces, la disculpa o el típico comunicado de Prensa del Ejecutivo alejándose de lo dicho por su subalterno tampoco fue suficiente.
Las declaraciones de González han abierto de par en par las puertas a las ideas que son la raíz misma de las actuaciones de estos funcionarios. Los pobres son prescindibles si sus terrenos son necesarios para promover capital privado. Y como esa parece ser la máxima del gobierno, la disculpa es solo un tiro al aire para desviar la atención.
El gobierno debe aclarar si esa, la política pública manifiesta por González, es –como parece claro- la suya propia, aun cuando sea dicha en un tono más suave. El gobierno debe aclarar si mas allá de lamentar lo dicho, exigirá que lo hecho sea revertido. De nada sirve desautorizar a un funcionario público o sustituirlo, solo para que ese otro llegue a seguir la misma agenda de excluir a las comunidades pobres y promover su desplazamiento.
Los ejemplos recientes son numerosos y gritan por atención. El Caño Martín Peña, la Poza del Obispo en Arecibo o la comunidad del Barrio Boca de Barceloneta son ejemplos más que suficientes para exigir mucho más que una disculpa.